– Debo confesarlo: ser invisible puede tener sus lados negativos, pero todo es compensando con la dulce sensación de que nadie se fije en uno. Puedo andar como quiera, por donde más desee y ni una persona detiene su mirada en mí.
El sujeto no era invisible realmente; todos podían verlo y, de hecho, hasta era difícil no notar su presencia así como iba, siempre desnudo, sucio y sin cuidado.
El truco estaba simplemente en ignorarlo.
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Texto y dibujo de Noir Escritos. Copyfight 2015.